Hoy nos acercamos a probar la cocina casera italiana en este encantador local sito en la C/Diego de León, 42 de Madrid.
El luminoso local, decorado en blanco y azul y con la referencia continua al limón de su nombre, te transporta al verano inmediatamente. Nos ha gustado mucho, pero mucho.
Los dueños y su chef Marco |
Nos costó elegir plato, pues todos tenían muy buena pinta, pero como volveremos ya daremos una vuelta entera a su carta.
Para empezar, el encantador Mauro nos recomendó un vino tetravarietal italiano, el PICCINI, que se fabrica para conmemorar los 150 años de la unificación italiana:
En el apartado de entrantes nos decantamos por dos de sus "bocconcini", sus Fiore di zucca ripieni, flores de calabacín rellenas de ricotta y provolone y fritas en tempura (de escándalo) y las Mozzarelline impanate con mayo-pesto, perlas de mozzarella empanadas con mayonesa de pesto:
Luego probamos su pasta y sus focaccias. Fuera de carta nos ofrecieron unos Gnochi con salchichas y nos recomendaron probar los Sorrentini di zucca con amaretti gratugiatti (pasta fresca rellana de calabaza y espolvoreada con galletitas de amaretto):
Las focaccias estaban deliciosas, con una masa fina crujiente y delicada. Muy recomendable la San Daniele, con jamón de San Daniele, tomate, mozzarella y canónigos:
Y la de mortadela trufada, pesto, rúcola y pecorino:
Las fotos no engañan, están de vicio y ¡a 6 euros cada una!
No pudimos irnos sin probar algún postre. Cayó la panacotta de chocolate y una increíble cheesecake con pistachos que estaba fuera de carta. También su pie de limone es un buen broche final.
Como gentileza de la casa nos ofrecieron un Limoncello:
En fin, un lugar imperdible; la amabilidad de los dueños y el servicio, el encanto del local, la deliciosa comida y el precio competitivo (unos 23 euros por persona por todo lo que comimos) hacen querer ir una y otra vez.
Ah! Y su terraza en los días soleados es preciosa...
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