Era uno de mis sitios pendientes en Madrid, tanto este local en la C/Hortaleza, 72, como su hermano mayor del Barrio de las Letras en Ventura de la Vega, 5.
La ocasión la pintan calva y casualmente, al hablar sobre restaurantes en Madrid, mi compañero de trabajo Manuel nos preguntó si los conocíamos. Él está relacionado con estos restaurantes a través de su mujer, Cris, propietaria del negocio familiar.
La decoración del local es joven y desenfadada, con sus paredes forradas de papel de periódico y sus miles de botellas vacías reflejando la luz.
Nos sentamos en el precioso patio interior y nos dispusimos a leer su carta (simplemente una hoja de papel impresa). También tienen un menú del día de lunes a viernes que resulta muy económico.
Con estos calores de junio no teníamos mucho apetito, así que sólo pedimos tres platos para compartir. Aunque Manu nos recomendó algunos, tendremos que ir en otra ocasión a dar otra vuelta a la carta.
Comenzamos con una Ensalada de aguacate y tomate con tartar de salmón. Riquísima y muy refrescante. Mirad qué pintaza:
A continuación pedimos la Pizza Saporem con champiñones, calabaza, canónigos, aceite de trufa y parmesano, muy original y sabrosa:
Y el Risotto de parmesano con secreto ibérico estaba muy, muy rico, con el arroz muy entero:
Para acabar tan buen yantar pedimos dos postres que nos recomendó el atento y guapo Nacho (que estuve pendiente de nosotras en todo momento). El Brownie de chocolate blanco con helado y la Tarta sin sentido de Oreo:
Disfrutamos mucho de todo: del entorno decorado con tan buen gusto, de la sencilla pero moderna cocina y, por supuesto, de la compañía.
Muchas gracias a Manu y a Cris por hacer que nos trataran tan bien. Sé que volveremos a probar platos que nos quedaron pendientes...
Y muchas gracias a mis queridas amigas Emi, Mariví y Vicki por hacer tan agradable y deliciosa una comida (y el día a día).
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